viernes, 26 de marzo de 2010

El obrero de la coca cola light

Empiezo a sospechar que el obrero tío bueno que salía en aquel anuncio de coca cola light quitándose la camiseta ante la atenta mirada de unas oficinistas salidorras, no era un obrero de verdad. Mis sospechas comenzaron hace tiempo, pero durante este mes se han consolidado y me han hecho enfrentarme a la cruda realidad: Los obreros de verdad no son como el de la coca cola light. Por eso las obras no las miran las oficinistas salidorras, sino los jubilados. Alguien debería denunciarlos por publicidad engañosa!

Cuando me enteré que estaban haciendo obras en mi edificio, no me hizo gracia, lo reconozco. Sobre todo porque me dí cuenta aquel día que inesperadamente comenzaron a dar golpes a las 8 de la mañana. Pero pensé, bueno igual hay alguno como el de la coca cola light. Sí, sí, uno de esos obreros guapos, cachas, metrosexuales y limpios, que utilizan martillos acolchados y taladros con silenciador; que se descalzan cuando entran a tu casa para no mancharte el suelo blanco y luego se quitan la camiseta para limpiar con ella sus pisadas. Pues nada, no me ha tocaó ninguno de esos, no dirás. Estos de aquí son más de episodio de Nacional Geographic que de anuncio de coca cola light. Son los conocidos como “obrerux comunux”.

El modus operandi del obrerux comunux es siempre el mismo, sean de la rama que sean. Despliegan sus herramientas a horas intempestivas de la mañana y comienzan a golpear y taladrar armoniosamente muros, techos, tuberías y todo lo que sea susceptible de ser golpeado y taladrado. Pasada una hora, tiempo suficiente para que todos los vecinos que dormían se hayan percatado de su presencia, paran y se van a desayunar. Hay días que, después de desayunar, ya no continúan con su concierto para martillo y taladro en do menor, sino que hacen cosas menos ruidosas, o simplemente no continúan.

Al obrerux comunux se le reconoce también por su delicada manera de llamar al timbre, interpretando con desenvoltura cualquier melodía de Philip Glass. Eso sí, una vez que les abres, estas perdido: Entrarán en tu casa como un elefante en una cacharrería, con sus botas llenas de barro y sus pesadas herramientas. Y cuando marchen, aquello parecerá el paisaje después de la batalla. Otra característica del obrerux comunux es su gran voz de barítono que utiliza para comunicarse con sus compañeros a gritos. La verdad es que son una gente muy musical, y tienen un gusto exquisito para la música. En toda obra no puede faltar un radiocasette, de los de antes, con cintas de esas que se compran en las gasolineras, tipo Camela, La Pantoja, Pimpinela y Maradona, los Pitufos maquineros... y todos esos clásicos imprescindibles. Además, en un afán altruísta, suelen compartir su música con los vecinos poniéndola al volumen necesario para poder escucharla entre los golpes....
(Se habrá enterado de esto la Sgae?)

En fin, parece que las obras en mi casa van para largo. Lo intuyo después del “Uyyyy” que me ha respondido un obrerux comunux cuando le he preguntado cuándo acabarían. Hoy hace una semana que están subidos en mi tejado interpretando su famoso concierto en do menor… ¡Ay! ¿quién me iba a decir a mi que echaría de menos despertarme con los aullidos de las palomas multiorgásmicas?….